A menudo, se dice que saber artes marciales equivale al uso de un arma blanca en términos de agravantes penales. Sin embargo, el Código Penal actual no contempla ninguna circunstancia específica en la que la práctica de artes marciales sea un agravante para un delito de lesiones. Por ello, en este artículo voy a responder a la pregunta, ¿Se puede aplicar un agravante por practicar artes marciales?
Agravantes en delitos de lesiones
El artículo 148 del Código Penal establece agravantes específicos para delitos de lesiones, incluyendo el uso de armas o instrumentos peligrosos, ensañamiento o alevosía, víctimas menores de catorce años o personas con discapacidad, víctimas con relaciones afectivas con el autor, y personas especialmente vulnerables que vivan con el autor. Pero, como se puede ver, la práctica de artes marciales no está incluida.
Por otro lado, el artículo 22 del Código Penal establece circunstancias agravantes genéricas para todos los delitos, incluyendo lesiones, como el abuso de superioridad o el abuso de confianza. Sin embargo, esto no implica que la práctica de artes marciales sea una agravante.
El caso concreto de agravante por practicar artes marciales
En consecuencia, en los casos en los que un agresor tenga conocimientos de artes marciales, se suele aplicar la agravante de abuso de superioridad, que se da cuando una persona se aprovecha de una circunstancia determinada para perpetrar un delito en perjuicio de la otra persona. Para que se considere que existe abuso de superioridad en un delito de lesiones, se deben cumplir ciertos requisitos, como una desproporción efectiva entre el agresor y el agredido que se traduzca en una disminución de las posibilidades de defensa ante el ataque concreto y el conocimiento y aprovechamiento de este desequilibrio por parte del sujeto activo.
Por tanto, la jurisprudencia es la encargada de valorar cada caso en particular y aplicar las disposiciones normativas vigentes. A menudo, la agravante aplicable en estos casos es el abuso de superioridad y no el uso de un arma blanca. El Tribunal Supremo ha apreciado la existencia de abuso de superioridad en numerosas sentencias, aunque no en todas.